Se denomina Románico al arte que se dio en Europa entre los siglos X y XII. Tras la disgregación estilística y espacial del arte Prerrománico, el nuevo estilo impuso una uniformidad de criterios que consiguió edificar por toda Europa miles de iglesias construidas según idénticos principios.
Las invasiones bárbaras que terminaron con el Imperio Romano de Occidente en el siglo V, fueron solo la primera de una larga serie que culminó a finales del siglo X. Este proceso dejó honda huella en el espíritu altomedieval: Los normandos, en el 840 habían desembarcado en la desembocadura del Sena; los daneses, en el 865 invadieron Inglaterra; los húngaros, aparecieron en centroeuropa en torno al 860, presionando las marcas del Imperio Carolingio; los eslavos también amenazaron el límite meridional del Imperio Carolingio y por último, los musulmanes, asentados en el Norte de África y en la Península Ibérica, desestabilizaron Francia, Italia y Bizancio.
A estas incursiones debe añadirse las luchas internas por el poder que se desarrollaron en los últimos años de la dinastía carolingia. La destrucción provocada por las invasiones fue inmensa. Hizo falta un gran esfuerzo colectivo para reconstruir lo arruinado y poner en explotación tierras hasta entonces yermas.
Durante la segunda mitad del siglo X y la primera mitad del siglo XI cambió la situación:
a) Los pueblos invasores fueron asimilados por la cultura del Occidente europeo
b) Se detuvieron los avances musulmanes por el sur.
Se inicia así un período de tranquilidad, eso sí, relativa. El poder político se fragmenta pero logra más estabilidad. Las monarquías feudales, basadas en relaciones de vasallaje, conformaron el nuevo marco político europeo occidental a partir del siglo X. Sin embargo, no se evitaron disputas entre nobles t entre nobles y vasallos.
En esta situación relativa calma, un profundo sentimiento espiritual arraigó en la sociedad. Fueron años marcados por una clara conciencia de pecado y el temor a la condenación eterna. El sentimiento de culpa y la creencia en el perdón a través del arrepentimiento, calaron hondo en los contemporáneos. Estas creencias configuraron un mundo en el que lo primordial era la penitencia, pues se consideraba que la culpa solo quedaba lavada cuando se había sufrido y cumplido el castigo impuesto tras la confesión. Esta mentalidad alcanzó sus manifestaciones más agudas alrededor del año 1000, debido a los temores que despertaba la llegada del fin del milenio.
El alivio y el reconocimiento, una vez pasada y superada tan fatídica fecha, propiciaron una actitud de agradecimiento a Dios y un sentimiento de estar en deuda con el Padre Eterno entre la población. Esto se tradujo en una buena disposición general hacia las órdenes religiosas, ya fuera con donaciones, ya con trabajos, o dando hijos a la Iglesia. Era importante tener una buena relación con clérigos y monjes, representantes de Dios en la Tierra.
La sociedad medieval dividía a los cristianos en tres modelos de vida: laicos, clérigos seculares, (los que vivían en el siglo) y monjes, que vivían en una comunidad aislada de la vida mundana en los monasterios y abadías. De los tres modelos, el mejor, era el de la vida monástica. La literatura espiritual de la época lo creía así. Existía una visión pesimista de los laicos, compartida por éstos que consideraban necesario para alcanzar la salvación una estrecha relación con los religiosos. Por ello se realizaban donaciones de tipo agrario, se ayudaba con trabajos de tipo personal para levantar iglesias y monasterios, se solicitaban las oraciones de los monjes. También se solía tomar los hábitos por motivo de una grave enfermedad. Todo esto aseguraba la salvación.
Esta concepción espiritual condujo a tres manifestaciones distintas que tivieron una profunda repercusión en el campo del arte.
a) Por un lado, el auge de la vida monástica.
b) Aquellos que no podían optar por esta vía, eligieron otras dos para redimir sus pecados:
- Las peregrinaciones
- Las Cruzadas
- Las peregrinaciones: En los siglos centrales de la Edad Media, la peregrinación a lugares con reliquias de santos fue muy común. Lugares como Jerusalén, Roma y Santiago, eran los principales; pero también existían otros de gran afluencia de peregrinos: en Francia, Rocamadour y Sainte Foy de Conques; o Liébana en España. De todas ellas, la principal fue Santiago de Compostela, en parte, por la facilidad del Camino; ya que ir y volver de Jerusalén suponía tres años de la vida de una persona.
- Las Cruzadas tenían como objetivo era liberar los Santos Lugares y proteger y ayudar a los cristianos de Oriente que se encontraban en territorio musulmán. La Cruzada lanzada en 1095 por el Papa Urbano II era una peregrinación armada con el premio de una indulgencia plenaria para todo aquél que participara. Se pusieron en marcha miles de hombres y mujeres para conseguir la redención de sus pecados por completo.
Las consecuencias para el arte fueron importantes: el intercambio de ideas y e lconocimiento de formas de construcción diferentes, que una vez puestas en práctica se llevaron por los talleres y grupos de artesanos de un enclave constructivo a otro. Fue sobre todo, el movimiento de las gentes el que hizo posible el intercambio de técnicas y de maestros; y los que contribuyeron de forma decisiva a otorgar e impregnar de carácter unitario e internacional a las formas constructivas del Románico.
A estas incursiones debe añadirse las luchas internas por el poder que se desarrollaron en los últimos años de la dinastía carolingia. La destrucción provocada por las invasiones fue inmensa. Hizo falta un gran esfuerzo colectivo para reconstruir lo arruinado y poner en explotación tierras hasta entonces yermas.
Durante la segunda mitad del siglo X y la primera mitad del siglo XI cambió la situación:
a) Los pueblos invasores fueron asimilados por la cultura del Occidente europeo
b) Se detuvieron los avances musulmanes por el sur.
Se inicia así un período de tranquilidad, eso sí, relativa. El poder político se fragmenta pero logra más estabilidad. Las monarquías feudales, basadas en relaciones de vasallaje, conformaron el nuevo marco político europeo occidental a partir del siglo X. Sin embargo, no se evitaron disputas entre nobles t entre nobles y vasallos.
En esta situación relativa calma, un profundo sentimiento espiritual arraigó en la sociedad. Fueron años marcados por una clara conciencia de pecado y el temor a la condenación eterna. El sentimiento de culpa y la creencia en el perdón a través del arrepentimiento, calaron hondo en los contemporáneos. Estas creencias configuraron un mundo en el que lo primordial era la penitencia, pues se consideraba que la culpa solo quedaba lavada cuando se había sufrido y cumplido el castigo impuesto tras la confesión. Esta mentalidad alcanzó sus manifestaciones más agudas alrededor del año 1000, debido a los temores que despertaba la llegada del fin del milenio.
El alivio y el reconocimiento, una vez pasada y superada tan fatídica fecha, propiciaron una actitud de agradecimiento a Dios y un sentimiento de estar en deuda con el Padre Eterno entre la población. Esto se tradujo en una buena disposición general hacia las órdenes religiosas, ya fuera con donaciones, ya con trabajos, o dando hijos a la Iglesia. Era importante tener una buena relación con clérigos y monjes, representantes de Dios en la Tierra.
La sociedad medieval dividía a los cristianos en tres modelos de vida: laicos, clérigos seculares, (los que vivían en el siglo) y monjes, que vivían en una comunidad aislada de la vida mundana en los monasterios y abadías. De los tres modelos, el mejor, era el de la vida monástica. La literatura espiritual de la época lo creía así. Existía una visión pesimista de los laicos, compartida por éstos que consideraban necesario para alcanzar la salvación una estrecha relación con los religiosos. Por ello se realizaban donaciones de tipo agrario, se ayudaba con trabajos de tipo personal para levantar iglesias y monasterios, se solicitaban las oraciones de los monjes. También se solía tomar los hábitos por motivo de una grave enfermedad. Todo esto aseguraba la salvación.
Esta concepción espiritual condujo a tres manifestaciones distintas que tivieron una profunda repercusión en el campo del arte.
a) Por un lado, el auge de la vida monástica.
b) Aquellos que no podían optar por esta vía, eligieron otras dos para redimir sus pecados:
- Las peregrinaciones
- Las Cruzadas
- Las peregrinaciones: En los siglos centrales de la Edad Media, la peregrinación a lugares con reliquias de santos fue muy común. Lugares como Jerusalén, Roma y Santiago, eran los principales; pero también existían otros de gran afluencia de peregrinos: en Francia, Rocamadour y Sainte Foy de Conques; o Liébana en España. De todas ellas, la principal fue Santiago de Compostela, en parte, por la facilidad del Camino; ya que ir y volver de Jerusalén suponía tres años de la vida de una persona.
- Las Cruzadas tenían como objetivo era liberar los Santos Lugares y proteger y ayudar a los cristianos de Oriente que se encontraban en territorio musulmán. La Cruzada lanzada en 1095 por el Papa Urbano II era una peregrinación armada con el premio de una indulgencia plenaria para todo aquél que participara. Se pusieron en marcha miles de hombres y mujeres para conseguir la redención de sus pecados por completo.
Las consecuencias para el arte fueron importantes: el intercambio de ideas y e lconocimiento de formas de construcción diferentes, que una vez puestas en práctica se llevaron por los talleres y grupos de artesanos de un enclave constructivo a otro. Fue sobre todo, el movimiento de las gentes el que hizo posible el intercambio de técnicas y de maestros; y los que contribuyeron de forma decisiva a otorgar e impregnar de carácter unitario e internacional a las formas constructivas del Románico.
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