lunes, 1 de junio de 2009

La Pintura Barroca en Holanda


La gitana

El alegre bebedor


Regentes del asilo de ancianos (damas)

El banquete de los oficiales de San Jorge

Holanda consigue ser independiente de España en el siglo XVII. Este hecho, unido a la adopción del protestantismo, a la prosperidad económica y al ascenso de la burguesía condicionarán temas, técnicas y gustos artísticos durante este siglo en las Provincias Unidas. Los pintores estarán marcados por la clientela, la burguesía, que sobre todo encargará obras de pequeño formato: retratos, paisajes y escenas de interior doméstico que muestren su ascenso social y posición económica en la nueva nación independiente. Esta burguesía está compuesta por familias de industriales, comerciantes y funcionarios que disfrutan de un alto nivel de vida. Los temas religiosos sobre todo, y los mitológicos también casi desaparecerán del taller de los maestros holandeses. Retratos individuales o colectivos, el paisaje rural o marítimo y los interiores domésticos, la vida cotidiana son temas más cercanos a la mentalidad protestante, burguesa y capitalista en la que vivían los pintores holandeses del Barroco. Las obras eran encargadas para decorar viviendas burguesas y no palacios reales o aristocráticos, conventos y monasterios o grandes catedrales. La religión, para el protestantismo calvinista pertenece al ámbito de lo privado, como expresión de la vuelta a la Biblia y a la reflexión personal. Los temas, pues, son de carácter profano.
Para los pintores holandeses es más importante el realismo que el clasicismo. Describen tan a fondo su entorno social y doméstico, su campo y su ciudad, que sus obras constituyen un verdadero documento histórico. Vestidos, costumbres, ajuares domésticos, recuerdos, estampas de la vida cotidiana.
Representan el paisaje, el espacio real de Holanda, de verdes praderas con animales, molinos de viento o de agua; paisajes marítimos y acuáticos, de nubes y de vientos. Surgen convencionalismos que propiciarán el desarrollo de escuelas y distintas maneras de representarlos. Holanda al ser un país llano, se interpreta horizontalmente en obras donde la mayor parte del espacio pictórico se reserva al cielo; se recurre a ventanas para ver los interiores como medio de acceder a la intimidad o a los paisajes marineros, expresión de la inexorable unión de los holandeses con el mar, representado como lugar de trabajo o de guerra y que se manifiesta en toda su tragedia o belleza.
También representan al hombre y a la mujer, en retratos individuales o colectivos. Los grupos o doelen son básicos en Hals o Rembrandt. Estas corporaciones o compañías de milicia debían velar por los ciudadanos en los momentos de enfrentamiento con el rey de España; pero en el siglo XVII eran meramente festivos y de celebración.
Pero a la vez quisieron dejar constancia de la belleza de la naturaleza y de la tranquilidad y sosiego de la vida cotidiana. A ésto se une gran dominio técnico y una importante calidad artística. Esta técnica deriva de su pasado pictórico: los primitivos flamencos, maestros del óleo. Es una pintura llena de detallismo y para ser observada de cerca. Pero como la mayoría de las escuelas pictóricas del Barroco desarrolló un enorme interés por la luz.
Tres son los pintores más representativos: Frans Hals, Rembrandt van Rijn y Jan Vermeer.

Frans Hals (1585-1666). Fundamentalmente realizó retratos. Es el creador del retrato de grupo o colectivo holandés. Supo captar con su pincelada suelta y deshecha la vitalidad y expresividad de de un grupo numeroso de alegres y orondos militares en su obra "El banquete de los oficiales de San Jorge". Posteriormente, en las dos obras relativas a los "Regentes del asilo de ancianos" (varones y damas por separado) se detecta sobriedad y pesimismo, a la par que melancolía. Fue además un gran pintor de género que gustaba de temas populares y de la vida cotidiana. Son magistrales en su viveza y dinamismo "El alegre bebedor" y "La gitana".

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