viernes, 29 de mayo de 2009

La Pintura Barroca en Europa: Flandes

La Anunciación

Tabla central del Descendimiento


El Descendimiento de la Cruz, Catedral de Amberes

La Adoración de los Reyes Magos

En el desarrollo de la pintura de los Países Bajos influyen factores sociales, económicos, políticos y religiosos, la reforma religiosa entre una zona católica, aristocrática y monárquica bajo dominio español (Flandes), y otra protestante, democrática y burguesa (Holanda) determinó una separación total en los ideales artísticos que se reflejan en la pintura.

A pesar de la guerra contra España (Guerra de los Treinta Años), Flandes vivió en el siglo XVII momentos de prosperidad económica que permitieron un notable desarrollo de la actividad artística, especialmente en el ámbito de la pintura. Los talleres de Amberes y Bruselas trabajaban intensamente y de ellos salieron hacia distintos países de Europa gran cantidad de obras, y sobre todo con destino a España. Estos talleres trabajaban basándose en la capacidad de los maestros que habían empezado como aprendices y aprendido sólidamente el oficio.

La temática que predomina en Flandes es diferente a la que se desarrolla en Holanda. La clientela, la aristocracia católica, dominante y segura de su papel social y de lo que representaba para el resto de los estamentos y por supuesto, la Monarquía y la Iglesia Católica que veía en la pintura el medio más adecuado de transmisión de las ideas de Trento.

La figura capital de estas generaciones de pintores barrocos flamencos es Pedro Pablo Rubens (1577-1640). Nació en Wesfalia y su familia se trasladó a Colonia. Su formación tuvo lugar en Amberes decidiendo viajar a Italia, donde vivió varios años. En Roma entró en contacto con la Antigüedad clásica. Posteriormente viajó a España en 1603, donde permaneció un año. De regreso a Amberes fue nombrado pintor de los archiduques españoles Alberto e Isabel Clara Eugenia, lo que le otorgó el primer lugar entre los pintores de la ciudad. Regresa España donde conoce a Velázquez, es embajador en Inglaterra y finalmente vuelve a Amberes donde muere en 1640.

Rubens fue un hombre culto, conocedor de las ciencias y las letras. Tuvo una gran capacidad de observación, característica que se refleja en sus pinturas. Su pintura, dinámica y vital tiene refleja la idea de grandiosidad, típica de la mentalidad católica de la época, a la cual sirvió con gran entusiasmo. Sus formas son opulentas, tanto en las fisonomías femeninas como masculinas. Crea un canon de belleza femenino: el desnudo nórdico.

En su estilo muestra preferencia por los colores cálidos, las anatomías femeninas generosas de pieles nacaradas, características adoptadas de la pintura veneciana (Tiziano) y el Clasicismo de Rafael y de los Carracci. Será referencia de los pintores románticos, especialmente de los franceses que veían en él una exaltación del color en detrimento del dibujo, al revés de lo defendido por los pintores neoclásicos.


Se caracteriza por su dinamismo, vitalidad y exuberancia. Luz, color, movimiento y formas corpulentas. Su colorido es cálido, aprendido de los venecianos, sus composiciones se ordenan sobre un esquema diagonal que les da una sensación de movimiento prolongado más allá del marco. Los cuerpos varoniles, musculosos o los afeminados, de modelos gruesos, carnosos y sensuales, se agrupan en composiciones de ritmo turbulento, enroscándose las formas.


Rubens trabaja con igual maestría todos los géneros, ya sea pintura religiosa, mitológica o el retrato, obras encargadas para reflejar el boato de la Monarquía y de la nobleza. Así sucede con la serie de lienzos que María de Médici encarga al pintor para su nuevo palacio en París, el Palacio de Luxemburgo. En éstas, la mitología es el fondo sobre el que "ensalzar las excelencias de la reina de Francia".

La amplitud de su obra se debe no sólo al gran éxito que tuvo como pintor, sino también a la gran cantidad de colaboradores que tuvo en su taller, especializados en determinadas partes de las composiciones, destacando Snyders, P. de Vos y sobre todo, Van Dyck con quien trabajó alrededor de cinco años. Esto permitía que el maestro realizase el esquema original y lo terminasen sus colaboradores.

Como pintor religioso, crea composiciones de una espectacularidad extraordinaria, al servicio del sentido triunfal de la Iglesia Católica. Entre sus obras religiosas destacan tres: La Adoración de los Reyes Magos, El levantamiento de la Cruz y el Descendimiento. También son extraordinarias la Anunciación y la Natividad.

La Adoración de los Reyes Magos: Temática religiosa, que sirvió de inspiración a otros artistas. Destaca el uso de la luz, el color y el movimiento de las figuras. Pintura al óleo


Descendimiento de la cruz: Tabla central de un gran tríptico. Presenta composición diagonal que plasma el movimiento en el momento en que Cristo es bajado de la cruz; los personajes se unen en su cometido de bajar a Cristo. Destaca el movimiento, la luz y el color. La luz se concentra en el cuerpo de Cristo y en la sábana con que se le va a envolver, al tiempo que describe una clara línea diagonal que se convierte en el eje compositivo del cuadro. Es una escena llena de dramatismo, de tensión y de emoción que busca conmover y exaltar la fe de quien lo observa.

La Anunciación: Obra influida por las obras de Caravaggio y de Tintoretto. La Virgen retrocede atemorizada ante la presencia del ángel, envuelto por un paño rojo que parece flotar dando sensación de ingravidez.

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