viernes, 20 de febrero de 2009

Pintura Gótica Flamenca: Jan van Eyck


Jan van Eyck (1390-1441) fue uno de los grandes renovadores de la pintura del siglo XV. Aportó un modo de entender y representar la realidad sustancialmente distinto al de loa artistas italianos, un modo basado en el dominio pleno de la técnica de la pintura al óleo, que lo llevó a realizar obras de una increíble transparencia y luminosidad, verdaderos espejos del mundo que lo rodeaba, y a dotar lo inmaterial de una cercana terrenidad. Su formación, su interés por la arquitectura, la orfebrería y la escultura, sus conocimientos del latín y del griego, su curiosidad intelectual por la anatomía, geología y botánica, le permitieron desenvolverse con soltura en la corte de Borgoña y en sus complicados entresijos diplomáticos.
Empezó como pintor de corte de Juan de Baviera. Su actividad debió centrarse en la decoración del palacio condal, pero no se sabe exactamente la naturaleza de su trabajo. A la muerte del conde, se trasladó a Brujas, donde era pintor su hermano Hubertus. Allí entró al servicio del duque de Borgoña, empleo en el que permanecerá hasta el fin de su vida. Realizó varios viajes secretos para el duque, como el realizado a Tournai, donde entabló conocimiento con Robert Campin y con Roger van der Weyden; o el de Portugal, para realizar probablemente un retrato de Isabel, hija del rey de Portugal para el duque. Dos viajes más le alejaron de la corte: uno a Arras y otro a "un lejano lugar"(¿Tierra Santa?).
Su primera obra conocida fue el Políptico de la Adoración del Cordero místico, junto con su hermano. Las obras de van Eyck pueden dividirse en dos grupos: retratos y religiosos.
Entre los retratos destacan el del cardenal Nicola Albergati (1431), del que se conserva un dibujo preparatorio, de mayor intensidad expresiva que la propia pintura; Timoteo (Gilles Binchoi, músico de la corte borgoñona; Baudin de Lannoy; Giovanni di Arrigo Arnolfini merceder italiano y el orfebre Jean de Leeuw. A todos estos se puede unir el de "El hombre del turbante". Una mirada frontal desafiante, tanto como los pliegues del turbante rojo. han hecho pensar a los historiadores del arte que es un autorretrato. En él se percibe bque para el pintor el retrato no es la pura y simplle descripción de lo que los ojos ven. Los personajes se representan sin historia y en su mayoría están llenos de humanidad. El último de los retratos pintados por van Eyck es el de su esposa Margarita, retrato que plantea muchos interrogantes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario